lunes, 19 de noviembre de 2007

Transporte en La Vega. Parte I: La Solidaridad


Por: Félix Alejandro Martínez

La reseña que les presento a continuación proviene de las impresiones y reflexiones de haber vivido desde febrero de 2003 hasta junio de 2006 en la parroquia de la Vega, con toda la carga de exageración y subjetividad que correspondientemente se merece.

La parroquia de La Vega, Caracas DC, confronta una gran paradoja en materia de seguridad ciudadana: Cada fin de semana ocurre por lo menos una muerte violenta en alguno de los barrios de esta populosa parroquia; sin embargo como alguna vez escuché decir a una señora: “aquí en La Vega el Presidente puede entrar y salir sin escoltas, puede venir cuando quiera a hacer un programa Aló Presidente, porque aquí no corre peligro”.

Cada 4 o 5 meses (fines de semanas) muere asesinado un chofer de autobús, Jeep, taxi, carrito por puesto o moto taxi y cada 4 o 5 meses (lunes), respectivamente, las asociaciones cooperativas y transportistas informales de estos modos de transporte público trancan por la mañana o por el día completo la redoma de La India, la cual conecta a las principales vías de La Vega, El Paraíso y Montalban (la redoma de La India en funcionamiento normal es conocido como uno de los cuellos de botellas más críticos de la vialidad en el oeste de Caracas).

Las Asociaciones Cooperativas deciden trancar la vialidad de manera de protestar ante las autoridades municipales en materia de seguridad, reclamando seguridad personal y social ya que son frecuentemente atracados, secuestrados y en el peor de los casos también asesinados. Esta escena se repite muchas veces (demasiadas) y cuando no es un Jeepsero, es un autobusero, un camionetero, un taxista, o un mototaxista. Lo paradójico de este caso es que cuando por ejemplo la protesta la hacen los Jeep, todos los demás que prestan otro tipo de servicio de transporte en la zona se molestan y se colocan unos trescientos o cuatrocientos metros de distancia de la tranca, donde esté un poco despejado, en distintas direcciones para ofrecer el servicio a los usuarios que cruzan la tranca a pie (caminando) para llevarlos a su destino. Cualquiera diría: afortunadamente existe esta opción para aliviar el problema, pero resulta que cuando la tragedia ocurre repetidamente uno se pregunta ¿que está pasando Dios mío?

A mi manera de entender los asociados de cooperativas de transporte son solidarios entre ellos y entienden el refrán: “Cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo” pero limitadamente y no se hacen completamente solidarios con los demás transportistas que no son sus compañeros de trabajo y por lo tanto la protesta pierde fuerza, no se consiguen soluciones efectivas; pero causa un inmenso malestar e incomodidad en el ciudadano común y retrasos en la ciudad.

Esto parece ser un ejemplo de la gran paradoja que vivimos todos en materia de seguridad, mejor dicho de solidaridad, porque pienso que el problema central es de solidaridad, no estoy sugiriendo que todos debemos salir a protestar y a trancar las vías cada vez que ocurre un asesinato para ser solidarios con la persona que falleció; si no todo lo contrario, que uno debe ser responsable con uno mismo, con la sociedad, con el ciudadano común y buscar soluciones reales al problema. Aportar más allá de exigir.
A continuación un video de lo que acontece con frecuencia en La Vega:
En próximos capitúlos, comentaré sobre los posibles aportes, entre otras paradojas de este tema. To be continued

3 comentarios:

Anaiz Quevedo dijo...

Si, lo que ha venido sucediendo justamente en el país, es que muchos dejan de actuar porque no han visto afectados sus intereses.
Sin embargo hablar de la VIDA es un interés superior, es inexplicable lo que describes en el blog, pero lamentablemente pasa. El problema de inseguridad en Venezuela es mayúsculo. En el sector de los transportistas la situación es insostenible. Ser conductor es un oficio de altísimo riesgo y lo más triste es que hasta han sido acusados de conspiradores por protestar la muerte de sus compañeros de labores.

José Bernardo dijo...

La reflexión de Félix está orientada hacia la participación de la sociedad civil en la solución de los problemas,aun de aquellos que en principio están reservados al Estado como obligación fundamental, como es el deber de brindar la máxima seguridad posible a la ciudadanía.

Hoy me comentaba un familiar, cómo la modalidad del secuestro express está tomando cada vez mayor auge. Son varios los casos cercanos conocidos, lo que se traduce en una mayor angustia, una inseguridad terrible, de la que ya nadie escapa.

Antes, se trataba de un conocido, el amigo del amigo que había sido víctima de la violencia. Ahora, es raro cuando en los grupos familiares más cercanos no ha acontecido alguno de estos hechos violentos.

¿Qué hacer? Es la gran pregunta. Félix plantea el tema de la solidaridad, la sensibilización hacia el problema. Sin dudas, es necesario que este grave problema se aborde con la cooperación de los mayores sectores de la sociedad. La gran violencia desatada obedece a múltiples razones. Sin embargo, creo que la impunidad estimula de manera importante los hechos de violencia. La proliferación de armas, la cultura de la violencia, que ha sustituido, en gran medida, los valores del respeto y la tolerancia.

Si bien el Estado debe ser firme contra el hampa, hay otras luchas, en paralelo, que deben estimularse, con la participación de la sociedad civil y del mismo Estado.

Ciertamente, hay mucha pobreza, inconcebible ante la realidad de un Estado que percibe cuantiosos recursos por la vía petrolera; y esta pobreza, genera la mayor cantidad de violaciones de derechos humanos, y sirve como aliciente para la delincuencia.

Se requiere crear empleos dignos, incentivar la inversión privada, el emprendimiento, pues no se puede depender únicamente de la riqueza petrolera. El Estado debería ser, en esencia, un distribuidor de la riqueza que genere la sociedad.

El Estado y la sociedad, juntos, podrían colaborar en esta gran causa. Pero se requiere una visión de país compartida, incluyente, de largo plazo, donde todos los esfuerzos estén orientados hacia el logro de la vigencia efectiva de los derechos humanos, el gran reto del siglo XXI según Fernando Savater.

Luis Felipe González dijo...

La proliferación de la violencia como un cáncer de la sociedad puede tener causas de diversa índole, sin embargo, no hay nada que pueda justificar quitarle la vida a otra persona.

Una de las cosas que me llamó la atención del video es que la mayoría de los asesinos son jovenes.. como tu y yo Félix.. chamos de veinte años.. y la gran pregunta: ¡¿Qué está pasando?!

El problema es realmente grave... es un problema !ESTRUCTURAL! de muchísimas aristas, donde el papel primordial lo juegan los valores y la educación.

Te felicito Félix, por ponernos a reflexionar sobre esta situación REAL Y PALPABLE, EN FRENTE DE NUESTRAS NARICES y a veces salpicándonos los ojos!... Espero con ansias la parte II,

Saludos,

Luis Felipe